Productos Tradicionales

Podría relacionar los más de doscientos productos que la web oficial de Turismo de Castilla y León, https://www.turismocastillayleon.com, enumera en su sección de gastronomía, pero me parece mucho más oportuno recomendarles que entren en esta página, porque el ciber viaje, merece la pena.

Piensen que la mesa castellano-leonesa es un crisol donde, a lo largo de los siglos, se han ido fundiendo sucesivas culturas, desde los íberos, hasta los minimalistas, pasando por romanos, bárbaros, judíos, musulmanes, conquistadores de las Américas o emigrantes a Alemania, porque, a su manera, cada uno aportó su granito de masa a este gran pastel.

Desde productos perdidos, como las anguilas, que ahora hay que importar de Galicia pero que algunos hosteleros se molestan en recriar en estanques o charcas propias hasta alcanzar el tamaño el sabor que las hiciera famosas hace siglos, hasta los de más rabiosa actualidad, como las endibias de Peñafiel, que hoy suponen el 60% del consumo nacional, pasando por manufacturados pintorescos, como las aceitadas de Zamora, que recuerdan el pasado oleícola de esta región, desaparecido desde la reforma agraria de Mendizábal, los feos de Villalpando, así llamados obviamente por su aspecto, los Bollos del Santísimo Cristo del Caloco, nombre debido a la omnipresencia de la religión en estas tierras o, para no dejar el tema, los polvorones "Ay Jesús que me ahogo", de la localidad leonesa de Valderas y cuya etimología no creo necesario explicar.

Viajen por ella y se sorprenderán. Yo me encontré con lo que menos me podía esperar, por ejemplo con los tomates de Mansilla de las Mulas, una verdadera delicia, casi insólita, tiempos en que hacer la compra de hortalizas se convierte en un verdadero martirio para quienes disfrutamos de la buena mesa, porque es más difícil localizar un bien tomate, que un Beluga Imperial 000.

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